La Denominación de Origen Toro celebra su 30 aniversario

0
726

Toro es una ciudad histórica y monumental. Histórica porque entre los siglos XII y XVI fue sede real y lugar de celebración de Cortes. Y monumental porque, gracias a ese periodo de esplendor, se construyeron edificios de gran trascendencia que perduran a día de hoy y que representan la época de gloria que vivió el municipio. Pero, sin duda, lo más grato de pasear por esta localidad con nombre de vino es el sabor medieval que guardan cada uno de sus rincones. En el mundo del vino, Toro significa fuerza y potencia.

A lo largo del tiempo los viticultores y enólogos han impulsado el desarrollo de la comarca consiguiendo que en 1987 el vino obtuviese el reconocimiento como Denominación de Origen que ahora celebra en Zamora su 30 aniversario. Comenzó su andadura con seis bodegas y hoy tiene inscritas 61 instalaciones asentadas en doce municipios de la comarca de Toro y tres de la provincia de Valladolid. Pero su subsuelo esconde, además, la existencia de más de 300 bodegas subterráneas.

La historia vinícola de la localidad es muy antigua. Hay que remontarse hasta la época romana y a lo largo de los siglos XII y XIII, cuando los vinos de Toro fueron objeto preciado de mercado. Durante la Edad Media fue una de las ciudades más prósperas del Reino de León por su producción vitivinícola. Durante este periodo gozaba, incluso, de privilegios reales. Se atribuye a Alfonso IX, rey de León, la siguiente frase: “Tengo un Toro que me da vino y un León que me lo bebe”. En Sevilla estaba prohibida por orden del rey la venta de cualquier vino extranjero, excepto el de Toro.

Fue también el que Cristóbal Colón llevaba en las bodegas de sus barcos durante el descubrimiento de América. Muchos historiadores coinciden al afirmar que fue el toresano Fray Diego de Deza, confesor de Fernando el Católico, quien, como buen conocedor de su comarca, puso el hombre de ‘La Pinta’ a una de las 3 carabelas de Colón, haciendo referencia con ese nombre a una medida de vino utilizada en la época. Aún hoy se utiliza como expresión coloquial para referirse a un trago de vino.

En el siglo XIX, con la llegada de la filoxera a Europa, Toro exportó grandes cantidades de producción, sobre todo, a Francia. Ya en el siglo XX, muchas localidades vitivinícolas se sirven de la uva de Toro para elaborar sus vinos. El 2 de junio de 1987 se aprueba la denominación de origen. Ahora, tras 30 años de trayectoria, surgen nuevos retos: se pretende conseguir la certificación como Ruta del Vino de España otorgada por la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin).

Caminar por esta ciudad medieval y hacer enoturismo en Toro  es introducirse en la historia de Castilla y León. Dentro del grupo de bodegas que se pueden visitar hay una, enmarcada en un paisaje extraordinario entre bosques y majuelos, perteneciente a una pareja de enólogos ingleses: la Bodega Estancia Piedra. Sus viñedos se ubican en un  área de pequeñas colinas, un terreno idóneo para la vid. La bodega cuenta con una cueva artificial horadada bajo una de las lomas. Allí se encuentra la sala de barricas. Tras ellas, el dormitorio de botellas, donde los vinos adquieren su buqué característico.

Junto a la Plaza Mayor, en el subsuelo de un antiguo casón solariego de Toro, se ha rehabilitado otra antigua bodega. En su interior se puede disfrutar de una exposición permanente sobre los vinos de la D.O.Toro.

En las Bodegas Fariña, dentro de la localidad toresana, se produce el primer vino de maceración carbónica de la zona. Elaborado al 100% con Tinta de Toro, este vino joven hace gala de una espectacular gama de sabores y aromas. Cada año viste una etiqueta diferente que reproduce la obra del ganador del Concurso Nacional de Pintura «Primero de Fariña».

Otra bodega con D.O. Toro es la de Valbusenda, un proyecto familiar que surge en el año 2003. Un complejo enoturístico formado por una bodega, un Hotel-Spa de 5 estrellas, un Jardín Ampelográfico y un Viñedo de Formación -dedicado en exclusiva al estudio de los diferentes sistemas de plantación-, ofreciendo a sus visitantes la posibilidad de adentrarse en el mundo del vino a través de los cinco sentidos.

Mucho más que un Museo, así podemos catalogar el Museo del vino de Pagos del Rey en Morales de Toro. Obra de Pagos del Rey (Félix Solís), el museo ofrece al visitante multitud de sorpresas para descubrir y disfrutar del mundo y la cultura del vino. Se puede recorrer el interior de depósitos, observar la fermentación de la uva y disfrutar igualmente del interior de la bodega adyacente para contemplar una preciosa sala de crianza.

 

DEJA UNA RESPUESTA

¡Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí