La tinta termocrómica viene para ayudar al mundo del vino

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Servir el vino a la temperatura correcta es una de las grandes preocupaciones de algunos hosteleros y también de muchos aficionados; pasarse con el frío suele implicar no percibir la enorme gama de sabores y olores que el vino nos ofrece, pero, por otro lado, beberlo caliente tampoco es deseable, especialmente en los blancos, rosados, espumosos y los vinos dulces.

Por ello, ya se está trabajando en algunas soluciones que nos ayuden a disfrutar del vino a la temperatura adecuada. Este es el caso de la tinta termocrómica, una idea novedosa que permite asegurarnos de que aquello vinos que deben servirse fríos, están a la temperatura óptima, con solo mirar la su etiqueta.

Para conocer todos los detalles de esta nueva tinta, entrevistamos a Eva Arias, de Eva Arias Graphic Studio, que ha desarrollado este tipo de etiquetas para los vinos Finca Sánchez Cózar, de Bodegas Orán, entre otras.

  • ¿Cómo surge la idea de crear una tinta que se activa con el cambio de temperatura?

La gama de vinos para la que se diseñaron las etiquetas tiene la peculiaridad de alcanzar su punto óptimo de degustación a baja temperatura o incluso con hielo (en el caso del blanco y el rosado). Por lo tanto, encontrar la manera de invitar a consumirlos fríos era uno de los objetivos del diseño.

Al tratarse de un proyecto de carácter rompedor e innovador, la manera de transmitir este mensaje debía ser igualmente impactante. Así, surgió la idea de usar tintas termocrómicas.

En este caso cuando se enfría la botella la tinta se vuelve visible, aportando más color a la etiqueta y haciendo así analogía a los aromas y sabores que surgen a baja temperatura.

  • ¿Quién pone en marcha este proyecto?

Finca Sánchez Cózar es una gama de tres vinos (tinto, blanco y rosado) de Bodegas Orán, situada en Almendralejo (Badajoz). Esta bodega encargó el proyecto al estudio con unas instrucciones muy concretas: resaltar el carácter transgresor de la línea de vinos y su ruptura con las normas establecidas en el mundo clásico del vino.

Así, cuando desde el estudio les propusimos la idea de trabajar con estas tintas, dieron el visto bueno, asumiendo el reto tecnológico que suponía al ser una tecnología poco conocida y poco usada hasta el momento.

  • ¿El proceso de diseño y de producción de etiquetas de vinos con este tipo de tintas es más costoso que con las tintas habituales?

La innovación, el ir más allá, es uno de los valores del estudio. Por ello, buscamos estar al día en las novedades que surgen con respecto a los diferentes materiales, técnicas y tecnologías, mediante la asistencia a ferias sectoriales, la colaboración con proveedores, etc.

El proceso de diseño de estas etiquetas es el mismo que para cualquier otro proyecto del estudio. Siempre se tiene en cuenta cómo transmitir de la mejor manera posible el concepto creativo con los materiales y tecnologías más adecuadas para cada caso.

En cuanto a la producción, se trata de una impresión offset en la que la única diferencia es que se utilizan tintas termocrómicas en vez de las tintas normales. Para usar estas tintas es necesario seguir una serie de indicaciones que el proveedor se encarga de transmitir a la imprenta.

La tinta en sí, si es ligeramente más costosa que una tinta normal. Pero se trata de una diferencia asumible teniendo en cuenta la innovación y el impacto que supone.

  • ¿Hay distintos tipos de tintas para los distintos vinos? Quiero decir, que la temperatura óptima de servicio del vino blanco no es la misma que la del vino tinto, por ejemplo…

Hay diferentes tipos de tintas termocrómicas: las que reaccionan cuando baja la temperatura y las que reaccionan cuando sube. Para ambas existen una serie de temperaturas establecidas como estándar con las que se activa la tinta. Además existe la posibilidad de programar tintas a medida si el proyecto así lo requiere. 

Para esta gama de vinos se ha trabajado con una misma temperatura para los tres vinos, el estándar más frío (8 °C), tomando como referencia la temperatura recomendada de servicio del vino tinto. Por debajo de esta temperatura la tinta está activa, por lo que también resulta adecuada para el vino blanco y el rosado, que se sirven más fríos.

Lo que sí varía en cada etiqueta es el color de la tinta termocrómica. En cada caso se eligió el color que mejor convenía en función del mensaje a transmitir.

  • ¿El cambio de color se mantiene en la etiqueta o vuelve a su estado original cuando el vino se calienta?

La tinta sólo es visible mientras la etiqueta se encuentra a baja temperatura. Si la temperatura sube, vuelve a su estado original transparente.

Así, la etiqueta nos avisa si hay una variación de temperatura. Esto para cualquier amante de los vinos supone una información muy valiosa.

  • ¿Es necesario tener un cuidado especial a la hora de almacenar el vino para proteger la etiqueta?

El mismo cuidado que con cualquier etiqueta. Las etiquetas impresas con esta tinta no necesitan un cuidado diferente.

El vino es un producto que se trata con especial mimo durante todo el proceso de producción, desde la vendimia hasta su distribución en los puntos de venta. Por norma siempre se busca que tanto el contenido como el envase y por supuesto la etiqueta llegue en perfecto estado al consumidor final.

  • ¿Las bodegas se están interesando por esta iniciativa?

En general las reacciones que está habiendo son positivas y de interés por el proyecto. Entre los distribuidores y en el canal Horeca está teniendo especialmente buena acogida.

El proyecto se lanzó hace menos de un año, en plena pandemia, por lo que de momento todavía no se ha podido hacer una difusión amplia. Esperamos que poco a poco se vuelva a activar el mercado y el proyecto llegue a alcanzar máxima repercusión.

  • ¿Cómo han recibido en la hostelería este proyecto? Parece más pensado para el consumidor final en su domicilio que para los restaurantes, ¿no?

La acogida está siendo muy buena, son vinos de calidad a los que se suma la “sorpresa” de la etiqueta.

No creo que sean más adecuados para consumir en casa que en un restaurante, el objetivo es el mismo: avisar de una manera sorprendente cuando el vino se encuentra a la temperatura ideal para ser degustado.

Incluso para los restaurantes puede ser una ventaja, ya que estas etiquetas les proporcionan un indicador de la temperatura idónea a la que se tiene que servir, hecho que el cliente final siempre agradecerá.

  • ¿Este proyecto se puede aplicar al etiquetado de otros productos distintos del vino?

Por supuesto, las tintas se pueden usar para cualquier tipo de producto cuyas características encajen con la funcionalidad de las mismas, es decir, que haya algún factor del producto relacionado con la temperatura.

Hay unas peculiaridades en función del tipo de impresión, como por ejemplo la gama de colores disponibles.

  1. ¿Crees que se generalizará el uso de estas tintas en las etiquetas y en otros usos?

El uso de las tintas termocrómicas tiene mucho potencial y creo que su uso cada vez será más amplio, ya que esta tecnología supone un plus para atraer la atención del consumidor y eso, en mercados tan competitivos como los actuales, es un valor a tener en cuenta.

Cada vez será más frecuente encontrar productos que inviten al usuario a interactuar con ellos, es una manera de involucrarlos y generar un vínculo.

En el caso de etiquetas con tintas termocrómicas, además de tratarse de un recurso gráfico, aporta un valor añadido ya que ofrece una información valiosa para el consumidor.

Accede al vídeo demostrativo.

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