Familia Torres se compromete con la viticultura regenerativa para combatir el cambio climático

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  • Las técnicas regenerativas restablecen el equilibrio de los suelos e incrementan su capacidad para fijar CO2 atmosférico
  • La bodega quiere transformar en cinco años más de 500 hectáreas de sus viñedos ecológicos en Catalunya
  • El modelo regenerativo contribuirá a la consecución de su compromiso ambiental: tener un impacto positivo en el clima en 2050

Familia Torres ha iniciado un plan agrícola para aplicar el modelo de agricultura regenerativa en sus viñedos ecológicos. El objetivo es llegar a un nuevo equilibrio basado en el incremento de la biodiversidad y de materia orgánica de forma natural, potenciando así la función de los viñedos como sumideros de carbono.

La quinta generación de esta bodega familiar del Penedès decide dar un paso más allá en su compromiso ambiental y adopta la viticultura regenerativa, en su concepción holística de la tierra, como una de las soluciones para luchar contra el cambio climático y alcanzar su objetivo de tener un impacto positivo en el clima a partir de 2050.

El plan agrícola de Familia Torres contempla la reconversión, durante un periodo de cinco años, de más de 500 hectáreas de viñedos ecológicos en propiedad, distribuidos en las denominaciones de origen Penedès, Priorat, Conca de Barberà y Costers del
Segre. Las prácticas regenerativas, algunas de las cuales ya aplica actualmente la
bodega en la gestión de sus viñedos, se implementarán paulatinamente para regenerar
el suelo y se irán ajustando en función de los resultados. Como punto de partida, se
realizarán ensayos en las fincas Mas La Plana, en Pacs del Penedès (DO Penedès), Mas
de la Rosa, en Porrera (DOQ Priorat) y Milmanda, en Vimbodí i Poblet (DO Conca de
Barberà), así como en viñedos de Jean Leon, en los que ya se están llevando a cabo
varios proyectos.

Para Familia Torres, la viticultura ecológica es positiva pero no es suficiente ante el reto de la emergencia climática, ya que en su práctica no contempla las emisiones y la
fijación de CO2. Las bases de los modelos de agricultura regenerativa u holística parten
de los preceptos de la agricultura orgánica, pero van más allá ya que incorporan el
objetivo de recuperar la vida de los suelos y esto, por ende, contribuye directamente a aumentar su capacidad de captar y fijar carbono atmosférico y reducir así las concentraciones de este gas de efecto invernadero en la atmósfera, que es una de las causas del calentamiento global.

Viticultura regenerativa, clave para mejorar la calidad de los suelos, los vinos y el medio ambiente

La agricultura regenerativa busca restablecer el ecosistema natural a partir de técnicas
respetuosas que aúnan los conocimientos ancestrales y la tecnología moderna. Sus principales pilares son incrementar la materia orgánica de los suelos de forma natural; no arar volteando la tierra para no dañar la superficie y evitar que se libere el carbono retenido en el suelo; usar cubiertas vegetales para maximizar la asimilación de CO2 atmosférico e incrementar la biodiversidad.

Para incrementar la materia orgánica, el modelo regenerativo contempla diferentes
estrategias como el uso de compost orgánico y de animales –por ejemplo, ovejas en los
viñedos–, para favorecer la fertilización de los suelos de forma natural. Un suelo más fértil facilita la aparición de cubiertas vegetales espontáneas o sembradas que mejorarán la acumulación de carbono en las raíces y en el suelo. Con el conjunto de estas acciones,
se estima que el suelo podría fijar en torno a tres toneladas de CO2 por hectárea y año.

Según apunta la experimentación realizada hasta el momento, los cultivos de cobertura en los viñedos favorecen una disminución en la producción. Además, un suelo con más vida permite retener el agua de lluvia y superar mejor los periodos de sequía, evitando también la erosión de la tierra. A largo plazo, se espera obtener un retraso en la maduración de la uva que permita mitigar en parte las vendimias prematuras causadas por el calentamiento global. Finalmente, el incremento de la biodiversidad como resultado de una mayor cantidad de materia orgánica en el suelo potencia un mejor equilibrio en el viñedo y la creación de un ecosistema más estable que dotará las cepas de defensas naturales frente a posibles plagas y enfermedades.

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