El pasado lunes, 13 de marzo, la revista De Vinos asistió a la invitación de Vintae, una compañía de elaboración de vinos, formada por un grupo de jóvenes con mucha ilusión y una forma muy personal de hacer las cosas; según sus propias palabras “Vintae es una nueva forma de vivir el vino”.
Si hablamos de Vintae como una bodega tradicional, el concepto no encaja; si pensamos en un grupo distribuidor de vinos, menos aún; si intentamos meterlos bajo el paraguas de la innovación, tampoco porque son riojanos, y algunos de ellos mantienen la tradición de viticultores de sus antepasados. ¿Entonces? “Somos unos locos del vino”. Y, desde luego, solo hay que echar un vistazo a su página web (www.vintae.com) para darnos cuenta de que es así.
Pero no debemos dejarnos engañar por la apariencia festiva de los vídeos y las fotos de su web; detrás de esos buenos momentos hay mucho, mucho trabajo que se refleja en todos sus vinos y en el buen hacer de la gestión de la empresa. Todo el personal del grupo Vintae disfruta de su trabajo y se apasiona con lo que hace, por eso todo resulta sobre ruedas en esta empresa. “Si soñamos que se puede hacer, lo hacemos”.
La invitación del pasado lunes fue en la misma línea Vintae, es decir, tampoco fue nada convencional. Para empezar, no tuvo lugar en un restaurante, que suele ser lo habitual para una cena de trabajo; un pequeño grupo de periodistas, entre los que me encontraba, fuimos convocados en una casa particular, en el centro de Madrid. Como si de una reunión de amigos se tratara, nos acomodamos en el estupendo sofá del salón y compartimos Atlantis, unos de los blancos del grupo Vintae, perteneciente a una gama de vinos de uvas autóctonas del norte de España.
Los tres periodistas que habíamos sido invitados a este encuentro informal compartimos la cena junto a Isabel García, directora de marketing de Vintae, y Ricardo Arambarri, CEO de la empresa. Una vez en la mesa, pudimos degustar un menú típico riojano, elaborado por el cocinero de Wine Fandango, un restaurante situado en Logroño y propiedad de Vintae, con el vino como eje central y un montón de actividades y platos alrededor.
En el transcurso de la cena pudimos ir catando muchos de los vinos de Vintae, comentados por Ricardo, el CEO de la compañía, ¡todo un lujo! Empezamos por un rosado, Aroa Larrosa, recién llegado esa misma tarde con el nuevo diseño de etiquetas de su bodega Aroa, en la DO Navarra, donde se trabaja la agricultura ecológica y biodinámica. Continuamos con el blanco, Aroa Laia, que también estrenaba diseño, ambos muy novedosos porque permiten utilizar un sentido que no suele participar en las catas: el tacto. El relieve que muestran estas etiquetas completan la experiencia de catar un vino usando también los dedos…¡buena idea, Vintae!
A partir de aquí, empezamos con los tintos y los segundos platos; catamos Le Naturel, con uva garnacha procedente de agricultura ecológica y sin sulfitos; luego pasamos a algunos de los vinos de su proyecto Garnachas de España, concretamente, Garnacha Salvaje del Moncayo, mi favorito de todos los que catamos, y Garnacha Perdida del Pirineo, Suprema (30 meses en barrica), Matsu El Recio y Garnacho Viejo de la Familia Acha (edad del viñedo 107 años). Con el postre, una estupenda tabla de quesos y nueces y su Garnacha de Hielo, el único vino de este tipo elaborado con variedad garnacha.
En definitiva, esta cena clandestina, como la denominan sus promotores por lo poco común del formato, resulto ser una de las experiencias enológicas más interesantes en las que he podido participar hasta ahora. De una forma tranquila, entre amigos “desconocidos” hasta ese momento y compartiendo los estupendos vinos de Vintae, aprendimos muchas cosas del mundo del vino. Y sobre todo, aprendimos lo más importante: a vivir el vino.
Yolanda de Diego
Directora
