Nuestro colaborador, José Antonio Cruz, ha entrevistado a Juan Magaña, propietario de Bodegas Viña Magaña, ubicada en la localidad de Barillas (Navarra). Esta bodega, con 35 años de historia, ha conseguido posicionarse como una compañía de referencia en Navarra, uniendo la tradición del cultivo de las cepas a la innovación en sus procesos de elaboración del vino. Actualmente cuenta con más de 100 hectáreas de viñedo propio y un parque entre 900 y 1000 barricas de roble francés.
Juan Magaña, un caballero del vino
Quién iba a decir que este joven publicista de los sesenta del siglo pasado se iba a convertir en referente del vino navarro de calidad. Juan Magaña trabajaba en Madrid con su hermano Luis creando eslóganes publicitarios y realizando la revista Vino y Gastronomía; apenas pensaba en las viñas que sus abuelos maternos cultivaban en el sur de Navarra. “La viña es algo que enraiza en la tierra y nos llama y define” sentencia Juan. En aquella época pensó que las viñas que cultivaban en Murchante y Cascante sus antepasados podía ser algo donde depositar la creatividad que había dedicado en el mundo publicitario. Vuelve a Barillas y alquila una bodega para elaborar vino. El bicho de la creatividad había prendido en él y también de la creatividad en el vino.
¿Cómo fueron esos primeros años?
Yo llevaba en Madrid la cuenta de Philips Morris y frecuentaba restaurantes de alto nivel, conocía el vino con buenas comidas, pero no me convencía mucho lo que probaba. Esa experiencia me llevó a volver a Barillas a cuidar las viñas de mis padres.
Una Semana Santa viajé a Burdeos y vi a la gente podado las viñas; pregunté por un viverista y me mandaron a Langoeme para que estuviera con Monsieur Pió, originario de Barbastro, cuya familia había escapado a Francia por las persecuciones franquistas. Este viverista era proveedor de importantes châteaus franceses. En España no estaba permitido traer plantas de viñas francesas. Me puse de acuerdo con él para traer de contrabando plantas de Merlot y de Cabernet Sauvignon.
¿Y cómo realizaban eses viaje las plantas? ¿Por dónde entraban a Navarra?
Desde Francia entraban por Dantxarinea y Zugarramurdi, y en la Benta de San Blas, en el Alto de Belate, nos encontrábamos. Era una época muy interesante. Se daba mucho valor a la palabra, había muchos apretones de manos y pocos contratos.
¿Y cómo comenzó esa nueva etapa en su actividad vitivinícola?
En 1972 plantamos viura, almendros y olivos. Y luego injertamos con merlot y cabernet sauvignon. Fui a Italia para conocer y decidir si traía variedades de allí, pero no me convencieron. Monsieur Pió fue nuestra gran inspiración.
¿Los primeros vinos?
Fue en 1976 y 1980, el cabernet sauvignon y el merlot se aclimataban muy bien y elaboramos los primeros vinos, sobre todo con Merlot. Esos primeros vinos eran una prueba, filtrábamos, clarificábamos, pero en 1985 dejamos de hacerlo y pasamos a hacer vinos más “naturales”, alterándolos menos y definiendo nuestro propio estilo. Magaña empezaba a ser una bodega especial en Navarra.
¿Y el resto de variedades que tenían?
Las poníamos en valor, claro. Seguimos cultivando las variedades tradicionales tempranillo y garnacha, para incorporarlas a nuestros vinos, pero nuestras señas de identidad eran las variedades bordelesas. Eran momentos difíciles, no estaban reconocidas por la Denominación de Origen Navarra, y no les hacíamos mucha gracia. Pero fue el mercado el que nos dio la aprobación y, porque no decirlo, las felicitaciones.
¿Cómo es vuestra actualidad?
Siempre hemos sido inquietos, ahora también cultivamos variedades experimentales, aunque nuestra identidad sean los vinos de merlot y de cabernet sauvignon. Hemos recuperado también una “variedad” el vidao de Barillas, que es autóctono y que aporta riqueza a nuestros vinos, lo queremos destinar a mejorar la mezcla de otros vinos con unos porcentajes muy pequeños y hacer un vino con todas la variedades procedentes de Barillas.
Las modas son muy pasajeras, hay que permanecer con ideas sólidas, haciendo lo que nos mueve nuestra pasión, elaborar buenos vinos.
Todos los meses de Noviembre, se presentan en el Museo de Louvre de París los mejores nuevos vinos. Allí estanos nosotros con nuestras nuevas añadas. No hay ninguna otra bodega navarra y muy pocas españolas.
En Navarra y en todo el Norte son poco conocidos vuestros vinos a pesar de lo que nos cuentas…
Si, desgraciadamente. Desde hace más de 20 años, la Casa Real española incluye en los banquetes de Estado un Viña Magaña Reserva; Robert Parker no ha bajado de 90 puntos las calificaciones a nuestros vinos, y a algunos les ha dado 95. Estamos exportando nuestros vinos en 41 países, los más importantes son EE.UU., Canadá, y Japón, que suponen el 60% de nuestra facturación. Los últimos países que hemos empezado a vender el vino son Macao, Taiwán, Hong Kong y Malta. En primavera creemos que vamos a entrar en Kenia en un safari internacional.
Pero es verdad que no nos damos a conocer lo suficiente “en casa”. Eso debe cambiar.