Familia Torres ha iniciado un proyecto de viticultura ancestral en Alts d’Ancosa, dentro de la DO Penedès, con el objetivo de recuperar paisajes de viña históricos y fincas heroicas de montaña y a la vez adaptarse al cambio climático.
La bodega familiar, que este año celebra su 150 aniversario, ha empezado a plantar cepas en antiguos bancales sobre márgenes de piedra seca, que está reconstruyendo, de una pequeña finca en propiedad ubicada en el paraje de Las Escostes, en el término municipal de La Llacuna, en la comarca de la Anoia.
Este viñedo, que se destinará exclusivamente al cultivo de la forcada, variedad 
 ancestral de uva blanca recuperada por Familia Torres, está situado a una altura de 700
 metros en su punto más alto, con orientación sur, y coronado por una barraca de viña 
 bien conservada. 
Es una finca muy especial ya que hay 25 bancales consecutivos con muros de piedra seca; los primeros, que aún se cultivaban, se han replantado con cepas de forcada en vaso tradicional, conservando los olivos propios del paisaje mediterráneo y restaurando los márgenes, mientras que los bancales superiores se irán reconstruyendo gradualmente dentro de este proyecto que podría estar listo en tres años.
Con la llegada de la filoxera a finales del siglo XIX, y la posterior mecanización de los 
 campos de cultivo, las laderas abancaladas de viñedo, como las de Les Escostes, se
 fueron abandonando por la dificultad que suponía acceder a ellas y cultivarlas. Aunque 
 los bosques han colonizado ahora muchos de estos bancales, todavía son visibles las
 huellas de una viticultura ancestral, con los márgenes y muros de piedra seca que han 
 sobrevivido al paso del tiempo. 
Según Miguel Torres Maczassek, director general y quinta generación de la Familia 
Torres: “Con esta nueva plantación en Les Escostes, queremos recuperar una viña
 histórica y singular y contribuir a preservar los paisajes y también el patrimonio rural de 
 Catalunya, con los márgenes de piedra seca tradicionales de los cultivos de nuestros
 antepasados. Al mismo tiempo, queremos buscar los límites de la variedad ancestral 
 forcada, que ya es de maduración tardía, plantándola a mayor altura para compensar
 los efectos del aumento de las temperaturas”. 
La finca de Les Escostes reúne las condiciones óptimas para el cultivo de la vid. Los suelos 
 calcáreos son de textura franca, con un contenido moderado de materia orgánica y
 moderada capacidad de retención de agua que permite el buen desarrollo de las 
 cepas. El clima es mediterráneo continental y destaca por la acumulación de lluvias
 durante la primavera y otoño. Además, la altitud de la finca proporciona una amplitud 
 térmica durante el periodo estival que favorece la maduración gradual de la uva. 
 Como hace con sus fincas más emblemáticas, Familia Torres trabaja la tierra 
 preservando el paisaje, respetando el medio ambiente y fomentando la biodiversidad
 y concibe este viñedo como un ecosistema, donde conviven en harmonía la labor 
 humana, la viticultura y la naturaleza. Las cepas plantadas en vaso se cultivarán
 siguiendo los preceptos de la viticultura ecológica y se cosecharán a mano, 
 disminuyendo el uso de maquinaria, que a su vez permitirá reducir las emisiones de CO2.
 También se han instalado cajas nido en los arboles de los alrededores para favorecer la 
 reproducción de aves y murciélagos. 
Forcada es una variedad blanca ancestral autorizada por la DO Penedès, que recuperó 
 Familia Torres dentro del proyecto de recuperación de variedades prefiloxéricas iniciado
 hace más de treinta años. Es la única variedad blanca, de las más de cincuenta 
 recuperadas, que por ahora reúne las aptitudes para elaborar grandes vinos y hacer
 frente al cambio climático, ya que se trata de una variedad de ciclo largo, que madura 
 lentamente y mantiene una marcada acidez. Actualmente, está plantada en la finca
 de Mas Palau, en Santa Maria de Miralles, a una altitud de 550 metros, de donde se 
 obtiene una pequeña producción destinada a la alta restauración. 
			
		


































