León y Huelva son dos provincias españolas bastante alejadas en el mapa. Pero sin embargo, en Bodegas Garay han sido capaces de unir todo el potencial enológico de ambas zonas para producir unos vinos únicos en el mercado.
Mario Garay, propietario de la bodega junto con Ana, su mujer, atienden a la redacción de De Vinos justo coincidiendo con el nacimiento de su tercer hijo.
-¿Cómo nace el proyecto de la bodega?
Bueno, el proyecto nace bastante antes en el tiempo que la creación de la bodega; yo soy de Cacabelos (León), en la zona de El Bierzo, y mi mujer, Ana, es de La Palma del Condado (Huelva) y nos conocimos a través del vino; en el 2003 los dos trabajábamos en el ayuntamiento de nuestros respectivos pueblos, que forman parte de ACEVIN (Asociación de Ciudades Españolas del Vino). Con el tiempo y el avance de nuestra relación, yo decido venirme a vivir a La Palma del Condado y empezamos a buscar un viñedo para hacer vino para nuestro consumo doméstico. Como todo el proceso era muy natural, y no le añadíamos nada, le dábamos un pequeño paso por madera para prolongar su durabilidad en el tiempo. Y el resultado fue excelente con lo que nos fuimos animando y en 2013 buscamos un local para poder abrir la bodega y comercializar el vino. Además tuvimos que poner en producción la totalidad del viñedo más viejo porque al principio, como era para consumo propio, no lo necesitábamos.
-¿Cuánto peso tiene el campo y la vid en ese proyecto?
Yo diría que entre el 80-90% del éxito del producto está en la materia prima. Con el trabajo que se hace en el campo, justo en el momento de la poda de invierno, ya estamos definiendo el vino y cómo va a ser la producción de esa planta. Lo mismo pasa con el cultivo, todo ecológico, y sin demasiada vegetación, para evitar en gran medida, cualquier plaga o enfermedad. Nosotros fermentamos el mosto con las levaduras autóctonas, nunca añadimos levaduras industriales, y por eso según haya ido el año así serán las levaduras, que llegan pegadas a la piel de la uva; si el fruto lleva tratamientos externos para las plagas, la fermentación natural no va a ser igual. Todo esto hace que el vino se vaya diseñando ya en el campo.
-¿Cuál es el varietal de uva que utilizas y por qué?
Usamos la uva zalema, que es autóctona de esta zona de Huelva; que yo sepa no se da en otra zona de España. Por lo que he podido leer, parte de esta variedad resistió a la filoxera, pero se
arrancó mucho viñedo que sí resultó afectado, con lo que desaparecieron muchas cepas que no volvieron a replantarse. Además, cuando priman los kilos sobre la calidad, como pasó con las ayudas de la Unión Europea, se destruyó mucho viñedo viejo, que es cuando da más calidad de uva.
-¿Cómo surgió la idea de Garay Blue y Garay Red?
Nosotros optamos por otro tipo de vinos, muy distintos, porque estando tan cerca de Jerez no tendrían demasiada salida los vinos generosos. Actualmente se están haciendo blancos afrutados con variedad zalema (de intensidad media), pero hay otras uvas como el verdejo, el godello… mucho más aromáticas y mejores para ese tipo de vino. Así que, nosotros apostamos por diferenciarnos con blancos de zalema con paso por roble francés (Garay Blue) y por roble americano (Garay Red); creo que el punto fuerte de la zalema es la crianza oxidativa, es una uva que tiene aguante, cuerpo, glicerina y una intensidad importante difícil de conseguir con otros tipos de uvas. De esta forma hemos conseguido dos vinos completamente distintos elaborados con la misma uva pero con diferente crianza.
-¿Cuál fue tu objetivo al hacer dos vinos diferentes de la misma uva?
Sobre todo la idea era hacer algo diferente para buscar un hueco en el mercado. No hay blanco ecológico en Huelva hoy por hoy; nosotros ya llevamos tres años así que la próxima cosecha será ya con el certificado ecológico, y eso es un punto diferenciador. Y además, no había en la zona ningún blanco con crianza oxidativa. Así que decidimos hacer las dos crianzas; la de roble americano ya la habíamos probado y sabíamos que iba muy bien a la zalema. Así que también usamos el roble francés, y al final decidimos comercializar los dos en pequeña producción. Cada persona que los prueba se decanta por uno y suele ser un público muy fiel.
-¿Qué ideas nuevas tienes entre manos?
Vamos a sacar al mercado un vino nuevo que se llama Negro Roto. La idea surgió cuando tuvimos que retirar las barricas de crianza oxidativa y pensamos qué hacer con ellas. Decidimos aprovecharlas para hacer un vino de solera, con crianza biológica estática pero no tan larga, sin trasegar, y solo de un año. Y así nació nuestro nuevo vino Negro Roto. Fue sorprendente ver como en dos semanas esta uva tenía ya un dedo de “velo de flor”. Al año lo probamos y nos encantó el resultado, pero el cuerpo no era el mismo que cuando un vino de solera pasa muchos años de crianza.
Por eso decidimos mezclarlo con un vino que había estado un año haciendo crianza oxidativa en roble americano; este tipo de madera le da cuerpo al vino y era justo lo que le faltaba. Por seguir con la dinámica de los colores, pusimos de nombre Negro Roto, ya que tiene un color tirando a ámbar fuerte y lo de roto fue porque indicaba esa ruptura o ese parón en la crianza biológica y mezclarlo con la crianza oxidativa. Además, estéticamente sigue la imagen de sus hermanos; la etiqueta es en tono negro, la cápsula, el cordón…
-Siendo de El Bierzo ¿te tienta trabajar con uva tinta?
Intenté criar Mencía, por aquello de mantener mis orígenes leoneses, pero no funcionó así que estamos centrados en la Zalema. Pero no lo voy a dejar en el olvido porque es como un sueño que tengo y que insistiré en él más adelante.
-¿Cómo ves el futuro del sector del vino?
Desde aquí quiero transmitir a los lectores y productores que no arranquen las viñas, por favor, que un viñedo, aunque parezca abandonado, con dos años de cuidados está en plena producción como si tal cosa. Si nos quedamos sin materia prima, el sector del vino irá al garete.
-¿Qué importancia tiene para bodegas Garay las visitas, el enoturismo y los eventos que organizáis en la bodega?
Como estamos dentro de Acevin, participamos en numerosas actividades que se realizan dentro de las rutas del vino. Hemos traído teatro, conciertos y alguna actividad con colegios, además de las catas o presentaciones maridaje. También hacemos exposiciones y estamos abiertos a cualquier propuesta de colaboración que aúne el mundo del vino con otros sectores del arte y la cultura.
A pesar de ser una bodega pequeña en cuanto a hectáreas y producción, Garay es un auténtico laboratorio enológico, lleno de creatividad y de ideas. La personalidad de sus vinos blancos, su nuevo vino de solera, y sus nuevos proyectos (crear un vino brisado, es decir, elaborar un blanco siguiendo más o menos los procesos de vinificación de un tinto), convierten a Bodegas Garay en uno de los centros de producción de vino con más futuro en Huelva.