La incorporación de la mujer al mundo laboral hace ya muchas décadas no fue fácil, pero hubo sectores de la economía donde fue especialmente complicada por ser considerados más masculinos. A día de hoy, aún hay trabajos que siguen siendo ocupados mayoritariamente por hombres, especialmente en niveles ejecutivos. El mundo del vino no se ha mantenido ajeno a estas dificultades y las mujeres se van abriendo camino poco a poco.
Sumilleres, enológas, viticultoras, comerciales…todas ellas está suficientemente preparadas para ocupar esos puestos porque se han formado a conciencia para ello, pero a pesar de todo, aún siguen siendo minoría en el panorama vinícola. La Universitat Rovira i Virgili, de Tarragona, fue una de las pioneras en nuestro país en ofrecer estudios de enología, en 1996. En el año 2010, el número de mujeres matriculadas fue superior al de hombres. Sin embargo, las féminas parece que no se inclinan tanto por la sumillería, aunque en algunas escuelas, como la Escuela de Hostelería de Girona, han detectado un incremento de mujeres matriculadas en los últimos años.
A pesar de todos los impedimentos que encuentran por el camino, en nuestro país hay muchas mujeres que siguen peleando por convertir el vino en su profesión. Este es el caso de Laura Herráez, ganadora del título Mejor Sumiller de Castilla y León 2016. “Es muy gratificante poder llegar a trabajar en algo con lo que disfrutas”, afirma Laura. “Hasta el momento nunca me he sentido discriminada por ser mujer. Cuando comencé a asistir a las catas en la Asociación de Sumilleres de Segovia había muy pocas mujeres, creo que no éramos más de cinco, pero recibí gran formación y apoyo por parte de ellos”.
Parecida opinión manifiesta Alejandra Páez (foto derecha), directora Comercial y Responsable de Exportación de Bodegas Dios Baco (Jerez de la Frontera, Cádiz), que llegó al mundo del vino por tradición familiar, de la mano de su padre, propietario de la bodega. “Más bien he sentido algún tipo de rechazo por ser joven, no por ser mujer; quizás tenían más en cuenta tu falta de experiencia. No obstante, siempre me he sentido tratada con mucho respeto y cariño, quizás por ser la “niña” en alguna reunión”.
“Realmente me cuesta trabajo recordar situaciones negativas”, nos dice Ana Martín de la Rosa, propietaria de Viñedos De La Rosa. “Cuando compré el viñedo a veces la gente me miraba de una forma extraña…supongo que era difícil de entender desde una mentalidad tradicional hace 14 o 15 años, pero luego todo ha ido sobre ruedas y nunca he tenido el menor problema…la gente se volcó conmigo y me arropó para ayudarme”. Esta ingeniera agrónoma dejó su trabajo para apostar por el cuidado de la materia prima y dedicarse a trabajar el campo y elaborar sus vinos, Juliana de la Rosa y Leonor de la Rosa.
Irene Doña, responsable comercial en Madrid del área de hostelería del grupo de Bodegas Pernod Ricard, tampoco ha tenido ningún problema en este sentido. “Al iniciar una relación comercial con un cliente, hay una primera etapa lógica de conocimiento mutuo, pero ésto después desaparece porque se genera una estrecha relación de confianza entre ambos”.
Tanto Laura, como Alejandra, Ana e Irene han aportado su trabajo para conseguir convertir su pasión, el vino, en su profesión. Todas ellas han trabajado in situ, de forma directa con la materia prima, pero también hay otras formas de apoyar la incorporación de las mujeres al mundo del vino. Éste es el caso de Sonia Prince de Galimberti (foto inferior), presidenta de la Asociación de Mujeres Amantes de la Cultura del vino (AMAVI) que celebra este año su 20 aniversario. Esta organización sin ánimo de lucro está orientada a fomentar la cultura del vino y apoyar a las mujeres que se dedican a ello de forma profesional en cualquiera de sus ámbitos. “Al principio causó sorpresa ver una mujer al frente de unas asociación como ésta, pero pronto la gente se fue acostumbrando y nuestra intención era sumar no dividir a los aficionados ni a los profesionales”, asegura Sonia Prince.
Con la mirada en el futuro
Todas ellas son optimistas sobre el futuro del sector y sobre la presencia de la mujer en ese futuro cercano. “El futuro del vino yo lo veo totalmente mixto en cuanto a género. Estaremos al mismo nivel que cualquier hombre en cualquier empresa”, asegura Irene Doña. “Creo que esto no ha hecho más que empezar. Hay un campo enorme porque la viticultura y la enología no para de evolucionar así que tengo la sensación de que este mundo va a crecer mucho más”, afirma Ana Martín de la Rosa.
Y en ese futuro cercano juega un papel muy importante la formación; parece que conocer el mundo del vino no es una moda pasajera: “todo aquél que quiera dedicarse profesionalmente a este mundo, debe tener cierta formación, como en cualquier otro trabajo. Hay muchos trabajos relacionados con el mundo del vino, desde el viticultor en campo, enólogo en bodega, sumiller en sala, comerciales, etc. Todos deben tener una formación orientada hacia su campo de trabajo”, nos dice Laura Herráez. “El mundo del vino está de moda-afirma Alejandra Páez– y quien no se suba al carro y adquiera conocimientos, se queda detrás. Aunque una cosa es saber nociones básicas y otra muy distinta es amar verdaderamente este mundo”.
Respecto al consumo femenino
La asociación AMAVI realizó recientemente una encuesta entre las mujeres integrantes del jurado de su 6ª Cata-Concurso:”Los vinos favoritos de la mujer”. Los resultados de esta encuesta no coinciden en absoluto con los tópicos sociales del gusto femenino sobre el vino; parece ser que a la mujer española le gusta el vino tinto (46%), seguido del blanco (28%), el espumoso (12%), el rosado (6%), el vino dulce (5%) y el generoso (3%).
“A mí no me gusta hablar de vinos preferidos de las mujeres. Hay muchas personas que ahora identifican el consumo de la mujer exclusivamente con vinos blancos semidulces o frizzantes. Parece que las mujeres no sabemos beber otra cosa, y eso sí que me parece una discriminación. A cada mujer le puede gustar un tipo de vino. Sí que es cierto que los dulces suelen gustar a todos, por resultar agradables y fáciles de beber, pero no podemos encasillar aquí a las mujeres, ya que también son consumidoras de vinos rosados, tintos, espumosos… No creo que exista un vino preferido por las mujeres, cada tipo de mujer tendrá su tipo de vino preferido”, afirma Laura Herráez.
Acciones promocionales ¿en femenino?
En los últimos meses se están realizando campañas de publicidad y acciones de comunicación encaminadas a introducir a los jóvenes en el mundo del vino. Tanto los jóvenes como las mujeres se consideran un sector de mercado sin explotar. La opinión de nuestras expertas en este tema es muy clara: “pienso que el vino no tiene sexo, cualquier vino puede gustar o no por igual a hombres que a mujeres”, nos dice Alejandra Páez. “En la época en la que estamos no creo que sea bueno hacer algo especialmente indicado para las mujeres. Los consumidores son todos iguales y no creo que sea bueno hacer distinciones en cuanto a género”, afirma Irene Doña.
Laura Herraéz, por su parte, se inclina más por fomentar el consumo de forma general “Lo que creo es que deberían hacerse promociones para intentar aumentar el consumo del vino, aumentar el conocimiento sobre este producto”. “Las mujeres son muy receptivas y siempre están muy abiertas para aprender”, afirma Ana Martín.
A la vista de las declaraciones de las mujeres que han participado en este artículo, la situación de la mujer en el mundo del vino ha mejorado mucho en los últimos años pero aún queda camino por recorrer.
Para finalizar este artículo, compartimos unas reflexiones de la presidenta de Amavi, Sonia Prince de Galimberti, que si bien no mejorarán la situación de la mujer en el mercado laboral del vino, si harán sus cenas más especiales: “Para todas las parejas del mundo: cena con velas y copa de vino para convertir en mágico ese momento final del día”. Ella asegura que funciona.