Inmersas las bodegas en la época de vendimia, el Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Guadiana prevé una cosecha de alto valor enológico que influirá favorablemente en los vinos. Las lluvias y las suaves temperaturas en la primavera y durante todo el mes de julio, han favorecido el buen aspecto general de los viñedos con un adecuado desarrollo vegetativo y sin presencia reseñable de plagas y enfermedades. Estas condiciones meteorológicas antes mencionadas han provocado un retraso de la maduración superior a 15 días con respecto a la media de la denominación.
El seguimiento de la maduración que realiza la Denominación de Origen Ribera del Guadiana, con la publicación semanal de un boletín informativo, refleja que la evolución de la maduración está siendo lenta ya que durante el período de la misma se están registrando temperaturas diurnas suaves y las noches son frescas, lo que favorece una maduración pausada de las uvas con una pausada acumulación de azúcares en la pulpa a la vez que permite una adecuada madurez de los hollejos y de las pepitas. Las distintas partes de la baya se están desarrollando simultáneamente, es decir, sin un gran desfase entre la pulpa, el hollejo y las pepitas.
Las uvas tintas presentan una adecuada madurez fenólica, con buena acumulación de sustancias responsables del color y en la cata presentan sabores afrutados y hollejos sin sabores herbáceos. Las uvas blancas de variedades más tempranas como Macabeo por ejemplo, presentan una favorable evolución, con notas afrutadas de buena intensidad. Las uvas blancas de variedades autóctonas (Pardina, Cayetana Blanca y Montúa) llevan cierto retraso con respecto a las variedades tintas y blancas tempranas. Aún presentan baja acumulación de azúcares y poca síntesis de aromas, pero las perspectivas de maduración son buenas.
El control de maduración permite a los viticultores determinar la fecha idónea de vendimia en cada localidad y optimizar así la calidad del fruto y de los vinos elaborados posteriormente. La vendimia se está realizando de forma selectiva, recogiéndose la uva de los viñedos que han alcanzado su estado óptimo, lo que permite a las bodegas recibir las uvas con la adecuada maduración. Todo ello da como resultado una cosecha de alto valor enológico que se verá reflejado en unos vinos de excelencia.